jueves, 7 de mayo de 2015

Pedagogía de dolor (demostración formal)


Según Moseley,
Dolor = (Evidencia creíble de daño) - (Evidencia creíble de seguridad). 

En lenguaje formal esto vendría a representarse así:

D = p - q
Siendo: 
D = Dolor 
p = Evidencia creíble de daño 
q = Evidencia creíble de seguridad 

Por lo tanto, un sujeto N tiene D si: 

  1. N cree que p
  2. N no cree que q
  3. N está justificado para creer 1 y 2.

Es decir, nuestro sujeto (N) cree en la evidencia de daño, N no cree en la evidencia de seguridad y N está justificado para creer ambas.


Por otro lado, la definición canónica de conocimiento es esta:


Un sujeto N conoce x si:
  1. N cree que x.
  2. X es verdadera. 
  3. N está adecuadamente justificado para creer x. 

Por ejemplo: 
N cree que sus vértebras no están desviadas (sic). En efecto, sus vértebras no están desviadas. Y N está justificado para creerlo.


La fórmula del dolor, entonces, se anularía de la siguiente forma:

  1. N conoce x  (v.g. que su columna no está desviada)
  2. N no cree que p (que tenga daño)
  3. N cree que q (que tiene seguridad)
  4. N está adecuadamente justificado para 2 y 3 (tiene argumentos para 1 y 2)
  5. Si q > p → ~D (L.q.q.d.)  

En conclusión, crear en el paciente una base teórica sólida y veraz sobre el dolor y su afrontamiento, a la vez que se derogan sus creencias irracionales que conllevan a efectos indeseables en el centro de evaluación cerebral, genera un input impetuoso que llevará al paciente a comprender mejor su patología y, aunque por sí sola la pedagogía sea incapaz de solucionar la dolencia, es una buena forma de introducirnos al abordaje del paciente, generando confianza, ganando aprobación y brindando conocimiento.

Cabe destacar sin embargo, que la verdad es una propiedad de las oraciones, por lo que para que x sea verdadera, x tiene que ser una oración. Por lo tanto tiene que haber lenguaje, porque sin lenguaje no hay conocimiento. El conocimiento se planta en oraciones, a través de la comunicación. Educar al paciente sobre su dolor es dotar al paciente de algo más que conocimiento: es también dotarlo de bienestar.  Al menos, para empezar.

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